¿Es viable el estado de bienestar?


La idea del Estado de Bienestar logró un gran respaldo en los países europeos después de las trágicas guerras mundiales en donde las sociedades necesitaban un marco de seguridad.

El concepto de Estado de Bienestar nació con la idea de darles a los ciudadanos una sólida protección y asegurarles diversos servicios básicos. Para lograrlo el Estado se expandió recaudando altos impuestos y regulando el desarrollo y la vida social.

Los ciudadanos confiaron y le dieron gran parte de sus ingresos confiándole el cuidado de los mayores; la salud de todos y la educación de los niños.

Esta enorme planificación a largo plazo fue llevando a un déficit irresponsable y un alto endeudamiento que tuvo un giro inesperado para los ciudadanos. Dejó de ser un Estado benefactor.

Ahora que el continente está en crisis los indignados ciudadanos reclaman por sus derechos adquiridos ya que por ello pagaron. Por eso el enojo y la sensación de que fueron estafados.

Es fácil echarle la culpa a los mercados, al capitalismo y a los bancos, ya que impide ver la realidad de que el Estado de bienestar fracasó.

El mundo no está en crisis. Europa está en crisis. El Estado de bienestar está en crisis. El gasto desmedido está en crisis. Las regulaciones extremas están en crisis.

La estructura y los excesos del Estado de Bienestar están en crisis.

El Estado de Bienestar se basa en la peligrosa idea que el Estado es responsable por nuestro bienestar y no nosotros mismos. Es una actitud infantil delegar nuestra capacidad y deber de construir nuestras vidas en el Estado. Europa delegó en un grupo de burócratas lo que los hace adultos y libres.

El Estado no puede tener el poder de formar nuestras vidas. No está capacitado y además no corresponde.

¿Para qué trabajar o emprender cuando otro de todas maneras nos garantiza nuestro "derecho" al bienestar?

El Estado grande y pesado gasta mucho y gasta mal. Construye un sistema planificado de monopolios que elimina la competencia y la libertad de elección. Un Estado grande y pesado solo nos conduce a la ineficiencia y el derroche, siempre apoyado y gestionado por funcionarios con empleos vitalicios.

A Europa el Estado de bienestar lo ha conducido a esta crisis.

Los ciudadanos de Europa han descubierto que los famosos derechos solo eran ilusiones sembradas por políticos irresponsables.

No hay que olvidar esta lección. Jamás hay que entregarles a otros aquello que solo nosotros podemos y debemos hacer responsable y libremente.

Cuidemos a América Latina de estos gobiernos que predican con el populismo y el Estado de bienestar que crean sistemas insostenibles a largo plazo.

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