La falla del CEDIN

Desde el 1 de julio hasta mediados de agosto, se suscribieron CEDINES por un total de casi US$ 29 millones de los cuales un poco más de un cuarto fueron canjeados en efectivo, en tanto el resto siguen circulando en el mercado; no obstante la cifra sigue siendo muy lejana a los us$ 4000 millones que esperaba captar el Gobierno, tomando como referencia el dinero ingresado en el blanqueo del 2009; en porcentajes, sólo representa un 0,26% de aquel resultado.

 Sin dudas el impacto del CEDIN no se puede determinar aún, ya que todavía tiene recorrido sobre todo pensando en que el blanqueo anterior, en las últimas semanas se produjo la mayor cantidad de presentaciones.
 Entre algunas de las causas que podrían ser el origen del fracaso parcial del CEDIN estan:

• En comparación al blanqueo del 2009, este año el sector se encuentra más complicado en costos y ya acostumbrado al peso como moneda de inversión. De modo que no hay grandes incentivos para el inversor a tomar sus dólares y colocarlos en CEDINES, con los riesgos de que la UIF lo investigue por el origen de los mismos.

• El canje de CEDINES a proveedores de materiales, resulta sólo posible con aquellos que se hayan inscripto en el registro de proveedores definido en la resolución 62/2013 de la Secretaría de Comercio Interior. Los requisitos para dicha inscripción no son ágiles ni prácticos, de modo que los pequeños y medianos proveedores han desistido de intentarlo, al punto que a la fecha, menos de 20 proveedores se encuentran inscriptos, entre quienes se encuentran los más grandes del sector de la construcción.

• El vendedor común de un inmueble, no tiene la menor idea sobre si aceptar CEDIN es bueno o malo. Y ante la duda, prefiere no quedar involucrado con un cliente cuyo dinero tiene un origen dudoso.

• Las ventajas impositivas no son claras para el común de la gente y la falta de sintonía entre el Gobierno Nacional y los Provinciales, ha generado mucho ruido sobre el verdadero alcance de las eximiciones impositivas. Como es lógico, la falta de reglas claras genera distorsiones insalvables para quienes están en la duda de integrarse o no al régimen de blanqueo.

• Las entidades financieras no perciben ninguna ventaja de colaborar con el tour burocrático que implica que un inversor convierta sus dólares en CEDINES. El trámite es largo, complejo y en los bancos privados especialmente, sus directivos no tienen el estímulo de “ganar un cliente” (que ni siquiera saben si quieren tenerlo en sus listas) por agilizar los trámites.

• Las operaciones en Bolsa, aún brillan por su ausencia. Si bien se estima que esta semana la Caja de Valores empiece a recibir los primeros depósitos de CEDIN para permitir que, pasadas las 48 horas, puedan venderse por primera vez en la Bolsa de Comercio, a la fecha no se registró un solo negocio con estos certificados durante el casi mes y medio que lleva de vigencia el blanqueo. Incluso hasta la semana pasada los ejecutivos del área de títulos de Caja de Valores rechazaban los pocos pedidos que hacían los inversores para depositarlos porque todavía no conocían los pasos necesarios que debían aplicar para llevar adelante la operación.

• El silencio de la UIF preocupa. Hizo tanto ruido hasta antes de hablarse de blanqueo, que ahora muchos temen al efecto “trampera”. Lo que sigue generando dudas es el tratamiento de las denuncias por lavado de dinero y financiación del terrorismo que podrían surgir con posterioridad a las exteriorizaciones y sobre las cuales la Ley no dispensa a ninguno de los obligados (Entidades Financieras, escribanos, contadores, síndicos, etc). No obstante, esto no debería preocupar más que a aquéllos cuyos fondos provengan de actividades ilícitas.

• La idea de blanquear dólares para comprar inmuebles, salvo en casos asociados con cubrir necesidades de vivienda única, tiene su mayor impacto en los grandes inversores que buscan renta. Ante la incertidumbre del funcionamiento del CEDIN y la vuelta a la circulación libre de dólares o la continuación del cepo ¿quién pondría dólares en un inmueble pensando en recibir pesos al final?.

• ¿Qué color es el dólar CEDIN?. Hasta ahora esta es una ciencia oculta. Adicionalmente al concepto del CEDIN debe agregarse la distinción entre el “aplicado” el “suscripto”, el negociado en mercado secundario y otras variantes que quizá vendrán.

Por todo lo expuesto, podríamos decir que las fallas del CEDIN a la fecha, no han sido una rotunda señal de fracaso sustancial, sino que incluso podría decirse que lo que ha fracasado es el esquema pensado para su instrumentación, coadyuvado por un año electoral que no resta incertidumbre a un sector que sólo se nutre de confianza. De modo que aún no pueden percibirse el éxito de sus bondades reales, ni el fracaso de sus inconsistencias insalvables, sino sólo una puesta a punto fallida.

No obstante, entendemos que el sector inmobiliario, con los fideicomisos como vehículo referente para el desarrollo de proyectos inmobiliario, necesita de instrumentos de estímulo fuertes para movilizar una maquinaria que se ve afectada por varios años de inflación de costos, precios estancados, inseguridad psicológica de los inversores y un escenario económico-político de cambios que impacta en las decisiones de inversión.

En tal sentido, el CEDIN no ha logrado generar hasta hoy el impacto que se buscaba con dicha herramienta, partiendo de mitigar la fuga de capitales hasta impulsar la actividad inmobiliaria nacional. Es decir que, tal como están las cosas hoy, no podemos saber si el CEDIN podría cumplir con tal empresa, aunque todo lo señalado, parece alejarlo bastante del objetivo.

Por ello concluimos que el Estado debería revisar el esquema propuesto para la instrumentación del CEDIN y en tanto, buscar generar otro tipo de herramientas o estímulos para el sector inmobiliario como lo son la mayor promoción de los fideicomisos como vehículos de inversión, la generación de certezas en los instrumentos bursátiles para la estructuración de Fideicomisos financieros inmobiliarios en escala nacional, la contribución a crear esquemas claros de impactos impositivos en los desarrollos inmobiliarios por fideicomisos u otros esquemas y sobre todo generar seguridad jurídica para los nuevos proyectos que se inicien en la Argentina.

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